El fenómeno de El Niño y su contraparte, La Niña, son patrones climáticos que se originan en el Océano Pacífico entre cada dos y siete años en promedio y pueden afectar el clima en todo el mundo.
Los últimos tres años han estado dominados por el patrón más frío de La Niña, pero el comienzo de El Niño traerá temperaturas más cálidas y condiciones climáticas extremas en todo el mundo.
La última vez que se registraron fuertes condiciones de El Niño fue en 2016, cuando el mundo experimentó el año más caluroso jamás registrado hasta ese momento.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA, por sus siglas en inglés) señaló que hay un 56% de posibilidades de que cuando El Niño alcance su punto máximo, normalmente durante el invierno del hemisferio norte, se presente un evento fuerte, lo que significa que las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico oriental serán al menos 1,5°C más altas de lo normal.
«Es demasiado pronto para decir cómo se desarrollará la historia actual de El Niño, pero si libera todo su poder en 2024, es muy probable que se supere otro récord de temperatura global», indicó Richard Allan, profesor de ciencias climáticas de la Universidad de Reading, en Reino Unido.
Impacto global
Los expertos también prevén un aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, desde sequías hasta ciclones.
Por lo general, el sur de Estados Unidos experimenta un clima más frío y húmedo durante El Niño, mientras que partes del oeste de ese país y Canadá son más cálidas y secas.
Los ciclones tropicales en el Pacífico reciben un impulso con tormentas, que a menudo giran hacia islas vulnerables.
Entretanto, algunas partes de Centroamérica y América del Sur experimentan fuertes lluvias, aunque la selva amazónica tiende a sufrir condiciones más secas. Y Australia, por su parte, soporta calor extremo, sequía e incendios forestales.
Los primeros en sentir el impacto serán los países cercanos al Pacífico, como la costa oeste de las Américas, Japón, Australia y Nueva Zelanda, pero «muchas regiones remotas también se ven afectadas por El Niño», enfatizó Wilfran Moufouma Okia, jefe de la división regional de servicios de predicción climática de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
«Un patrón amplio muestra que El Niño coincide con una gran área de sequía en Australia, la península del indostán, Sudáfrica y la parte norte de América del Sur (…) También vemos inundaciones en el sur de EE. UU. y algunas partes de Asia Central. No todas esas son regiones cercanas al Pacífico, pero a menudo se ven afectadas de la misma manera cuando se presenta El Niño», agregó Okia.
Tras los anuncios de las oficinas meteorológicas de EE. UU. y Japón, las naciones ya se apresuran a prepararse.
Perú ha reservado 1.060 millones de dólares para hacer frente a los impactos de El Niño y el cambio climático, mientras que Filipinas, en riesgo de ciclones, ha formado un equipo gubernamental especial para manejar las consecuencias previstas.
Producción agrícola en riesgo
Los impactos meteorológicos pueden ser más leves en Europa.
«Es algo más probable que España, Portugal y Francia experimenten un otoño más húmedo, con condiciones más cálidas en general en gran parte del centro y sur de Europa en octubre y noviembre», aseguró Allan.
Pero es de esperar que los impactos económicos del fenómeno meteorológico global dejen su huella.
«Los impactos de gran alcance y, a menudo, simultáneos en todo el mundo ciertamente pueden afectar a Europa indirectamente a través del daño socioeconómico que puede hacer que los precios aumenten y algunos bienes escaseen», remarcó Allan.
El Niño de este año podría provocar pérdidas económicas mundiales de 3 billones de dólares, según un estudio publicado el mes pasado en la revista ‘Science’. Es probable que los niveles del Producto Interno Bruto (PIB) se reduzcan a medida que el clima extremo diezme la producción agrícola y la manufactura, además de ayudar a propagar enfermedades.
Las primeras señales de un clima cálido y seco causado por El Niño amenazan a los productores de alimentos en toda Asia y podrían hacer que la producción de cultivos de invierno caiga un 34 % desde los máximos históricos en Australia.
Asimismo, el aumento de las temperaturas podría afectar la producción de aceite de palma y arroz en Tailandia e Indonesia y Malasia, estos dos últimos suministran el 80 % del aceite de palma del mundo.
Mientras tanto, los productores estadounidenses cuentan con lluvias de verano más intensas debido al fenómeno meteorológico para aliviar el impacto de la sequía severa.
El Niño contribuye al calentamiento global
Los expertos también están preocupados por lo que sucede en el océano.
Después del último registro de El Niño, en 2016, las aguas más cálidas provocaron que las poblaciones de anchovetas frente a la costa de Perú cayeran en picado y mataron a casi un tercio de los corales en la Gran Barrera de Coral de Australia.
La presencia de El Niño significa que las aguas en el Pacífico Oriental son más cálidas de lo normal. Pero incluso antes de que comenzara ese fenómeno, la temperatura media global de la superficie del mar era aproximadamente 0,1 °C más alta en mayo que la registrada en cualquier otro momento. Eso podría potenciar el clima extremo.
Luego está el impacto continuo del cambio climático provocado por el hombre.
«El Niño agregará un calentamiento adicional», sostuvo Okia.
En los próximos cinco años, existe un 66 % de posibilidades de que las temperaturas de todo el planeta aumenten, temporalmente, por encima del límite de 1,5 °C de los niveles preindustriales, establecido en el Acuerdo de París.
«Esa es una combinación de El Niño y el calentamiento global», explicó Okia.
En los últimos años, el ciclo más frío de La Niña ayudó a frenar el calentamiento. «Sin embargo, todavía vimos algunas temperaturas extremas», añadió el experto.
A largo plazo, la relación entre El Niño y el calentamiento global causado por la actividad humana no augura nada bueno.
«Está claro que los extremos inusualmente húmedos, secos y cálidos se intensificarán a medida que una atmósfera más cálida y sedienta pueda extraer agua del suelo de manera aún más efectiva en una región y arrojarla en forma de fuertes lluvias en otra», explicó Allan.
«El cambio climático está amplificando los impactos de El Niño que incluyen inundaciones, sequías, olas de calor e incendios forestales», concluyó Allan.
Con información de Reuters