El mensaje del General Vargas a la Fuerza Armada de El Salvador

El general retirado y diputado de la Asamblea Legislativa, Mauricio Ernesto Vargas, hizo público un mensaje que llamó “esperanzador” a la Fuerza Armada de El Salvador, donde les recordó su juramento de ser fieles a la Constitución de la República, cosa que según Vargas, incumplieron con los hechos ocurridos el 9F y los que a su juicio constituyeron un golpe de Estado. El mensaje fue publicado en la edición dominical de El Diario de Hoy después que el ministro de la defensa, ” no quiso decir la verdad sobre los hechos sobre el 9F, día para no olvidar ni repetir. 

Vargas hizo un recuento de lo que ocurrió ese día y que el ministro, segundo en la representación del Alto Mando de la Fuerza Armada, no quiso responder durante la Interpelación Constitucional z la que fue sometido el pasado viernes 21 de agosto. 

“Nos dejó una operación sin nombre y sin rostro donde se vio implicado el Sr. Presidente, quien media vez asegurado a punta de armas el Salón Azul, ingresó, se sentó en la silla del presidente de la Asamblea, toco el gong y proclamó “Está claro quién tiene el control”. Hizo un gesto de plegaria y dijo: “Dios me habló y me pidió que tuviera paciencia…”. les dice a sus compañeros de armas de la FAES. El General Vargas asegura que lo ocurrido el 9F fue un golpe de Estado.

“Señores miembros de la Fuerza Armada, aquí estoy con un mensaje esperanzador. Tengan siempre presente su adhesión y fidelidad a la Constitución. Ustedes son herederos del esfuerzo democrático construido por los de ayer y su responsabilidad es mantenerla. Lo sucedido no tiene otro nombre que un golpe de Estado y la acusación más grave que se le puede hacer a un militar según la ley de la carrera militar, es la de no darle estricto cumplimiento a la Constitución.

En la interpelación del viernes, el Ministro de Defensa nos dejó sin respuesta, no quiso rendir cuentas frente al pleno legislativo a quien ofendió; no quiso decir la verdad sobre los hechos sobre el 9F, día para no olvidar ni repetir. Nos dejó una operación sin nombre y sin rostro donde se vio implicado el Sr. Presidente, quien media vez asegurado a punta de armas el Salón Azul, ingresó, se sentó en la silla del presidente de la Asamblea, toco el gong y proclamó “Está claro quién tiene el control”. Hizo un gesto de plegaria y dijo: “Dios me habló y me pidió que tuviera paciencia…”.

Pero no fue llamado alguno de Dios el que hizo que el golpe no se consumara. Fue la presión interna y externa la que lo hizo desistir y no ningún llamado divino directo a su persona.

El viernes, el interpelado no tuvo el valor ni la dignidad de un soldado de rendir cuentas y una respuesta, la cual se negó a dar siguiendo el manual de comunicaciones de “su excelencia”.

El Señor Ministro sabe que acató una orden ilegal y que con ese operativo militar se estaba rompiendo la máxima ley, y peor aún, si como él dice, “no hubo operativo militar”. El propósito de este respondía a romper el principio fundamental de un Estado moderno, el Equilibrio de Poderes; que se empeñó las instituciones de seguridad del país para propósitos personales y partidarios, satisfaciendo un delirio mesiánico y un delirio autoritario.

Reconozco que el señor presidente es el Comandante General de la Fuerza Armada, lo que no quiere decir que la usara a discreción personal y que el que emite, como el que recibe una orden, deben considerar su legitimidad y legalidad.

La obediencia y la subordinación no son valores constitucionales, ni un fin en sí mismo, sino elementos que permiten alcanzar un propósito constitucional legítimo; no tienen discrecionalidad para nadie, tienen límites, uno de ellos es el principio de subordinación al Derecho, principalmente a la Constitución, no tiene equivalente a la irracionalidad.

Deben existir ambos elementos en la cadena de mando, pero dentro de un estricto orden constitucional sometidos a la República, al Estado de Derecho. La subordinación y la obediencia las legitima la misma Constitución y las deslegitima la ilegalidad. El 9F es una extralimitación sin rostro ni nombre, pero la evidencia no resiste un análisis riguroso. Sí deben verse con claridad los signos de alarma desde el Ejecutivo buscando someter a las instituciones a una persona. Estamos permitiéndolo con nuestro silencio cómplice.

Que se abuse y se humille a nuestra Fuerza Armada con la complacencia del interpelado en acto oficial y público, donde el comandante general les da una orden de jurar, tener disciplina y honor hacia él, es  un irrespeto y abuso alarmante y no tengo la menor duda de que acarreará consecuencias impredecibles. Cuando una persona con delirios autoritarios va perdiendo popularidad, es cuando más se acerca a las FAES, necesita una guardia pretoriana, irrespetará el Derecho, la Constitución y las leyes.

El 9F ni se olvida ni se repite. Hay que condenarlo todos los días, venga de donde venga. Ya tenemos ejemplos en Nicaragua, Venezuela, mañana será cualquier país y ese no será El Salvador. Estamos frente a un millennial  haciendo política, con la política mas vieja en América Latina. Estamos retrocediendo 50 años y tirando al cesto 28 años de duro caminar democrático y dilapidando el prestigio ganado por nuestra Fuerza Armada.

Señores miembros de la Fuerza Armada, aquí estoy con un mensaje esperanzador. Tengan siempre presente su adhesión y fidelidad a la Constitución. Ustedes son herederos del esfuerzo democrático construido por los de ayer y su responsabilidad es mantenerla. Lo sucedido no tiene otro nombre que un golpe de Estado y la acusación más grave que se le puede hacer a un militar según la ley de la carrera militar, es la de no darle estricto cumplimiento a la Constitución y que tendrá graves implicaciones para la historia gloriosa de nuestra fuerza Armada, recuerden…” El mensaje cierra con una consigna: CENTINELAS DE LA LIBERTAD, NO CARCELEROS DEL TIRANO.

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