El inadvertido -y dañino- efecto del ruido en la salud de los humanos

El ruido es un sonido contaminante que, en el mejor de los casos, produce molestias ocasionales y, en sus peores manifestaciones, puede generar pérdida de la audición, diabetes, hipertensión y depresión en los seres humanos, mientras que en animales, vegetación y mares también causa un importante impacto del que casi no se habla.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para 2050 casi 2.500 millones de personas vivirán con algún grado de pérdida auditiva y de ellos, 700 millones, requerirán servicios de rehabilitación.

“La contaminación sónica es la ocurrencia de ruidos o vibraciones en el entorno ambiental que genera alteraciones en los ciclos de vida de humanos u otros seres vivos”, explica a Yahoo Noticias el el doctor en Ciencias Biológicas José Barraza que es especialista en Ecología Costero Marina de El Salvador e investigador del Instituto de Ciencia Tecnología e Innovación de ese país centroamericano.

Entonces, un habitante de ciudad puede oír día tras día ese martilleo que dura horas y días, ese trajinar de los camiones de la basura, esas alarmas de vehículos que se encienden con el mínimo salto de un gato, ese taladro hidráulico de la construcción del edificio vecino, esas sirenas de bomberos y ambulancias, lo que lo puede mantener en un constante estrés que le generará enfermedades y pérdida paulatina de la audición.

Las mascotas de ciudad tienen oídos más sensibles a los ruidos y son los que más sufren con los sonidos abruptos que van desde el encendido de una licuadora hasta los tóxicos fuegos artificiales.

Barraza dice que las principales fuentes de contaminación sónica son “el tráfico aéreo, marítimo, terrestre y los procesos productivos” y afecta a todas las especies, incluyendo las vegetales pues, si los insectos o animales polinizadores se marchan de su hábitat, esas flores y plantas también desaparecerán.

Lo cierto es que no existe un ser viviente del planeta al que le haga bien la exposición permanente al ruido y en la mayoría de los países aún se subestima el efecto de su invisible presencia.

Exceso de decibelios

¿Por qué oír las olas reventar en la orilla de una playa relaja y escuchar el ruido de camiones en la carretera estresa? Porque el ruido causado por el humano es el que más genera ansiedad, es el que no se mece en la naturaleza, es el que hiere los oídos con su exceso de decibelios (dB).

Los decibelios son la unidad de medida del sonido:

  • El viento que mueve los árboles pueden generar unos 20 dB
  • Un concierto de rock llega a 120 dB
  • El despegue de un avión produce 150 dB
  • Los fuegos artificiales alcanzan hasta 175 dB
  • Una explosión sería la causa de una sordera a 180 dB.

Los ruidosos humanos

Los pájaros se ven obligados a cantar más fuerte en los lugares en los que los humanos hacen ruido (Foto:Getty)

Un venado que pasta tranquilamente en un bosque huye ante el simple sonido de una rama que se rompe porque esto puede significar que un depredador está cerca. Este mismo animal silvestre se irá definitivamente de esa zona si se ve sometido al ruido atropellador de unas máquinas deforestadoras a unos 120 dB, una situación que vive a diario la fauna que habita en el Amazonas brasileño.

Los pájaros se ven obligados a cantar más fuerte, cuando hay ruidos imprevistos en sus hábitats. ¡Y tienen que cantar para vivir! ya sea para atraer a sus parejas, para desplegar sus métodos de caza o de búsqueda de alimentos.

Cuando hay una interrupción de este proceso, la especie empieza a reducir el espacio en el que se desenvuelve y también su presencia, su existencia, el número de individuos, porque la capacidad de alimentar a los nuevos miembros de la familia se reduce.

Lo mismo sucede con muchos insectos que se comunican a través de sus particulares sonidos que se ven opacados por los ruidos de máquinas cuando su territorio pasa a ser urbanizado. En este grupo entran grillos, chicharras e incluso hormigas.

Hay que recordar que los insectos son indispensables para la estabilidad de la cadena alimenticia porque polinizan y descomponen materia orgánica entre otras importantes tareas.

Ruidos submarinos

La forma de comunicación de las ballenas se ve interrumpida por los ruidos de las embarcaciones (Foto:Getty)

El ser humano es ruidoso incluso en mares y océanos e irrumpe la tranquilidad de la vida marina con los sonidos de las embarcaciones de todos los tamaños y fines, capaces de hacer todo tipo de ruidos.

Las ballenas y los delfines son particularmente sensibles a esta contaminación sónica porque su sistema de comunicación por ecolocalización se ve obstaculizado por los sonidos de los dispositivos navales que también usan pulsaciones de eco para detectar objetos en el océano.

Aguas adentro se producen entrenamientos militares, se usa la maquinaria para buscar y extraer petróleo, se activan los sistemas para medir los movimientos sísmicos y otras actividades, todas ellas extremadamente ruidosas – hasta 235 decibelios- al punto de causar severos daños en la capacidad auditiva de muchas especies marinas y acabar con la ecolocalización entre los mamíferos.

Epidemia de sordera

La OMS ha pedido a los organizadores de conciertos que no suban los decibelios a más de 100 (Foto:Getty)

En marzo pasado la OMS hizo un anuncio espeluznante: Más de 1000 millones de personas en edades comprendidas entre los 12 y los 35 años están en riesgo de perder la audición por la exposición excesiva y prolongada a sonidos recreativos fuertes, incluyendo obviamente la música.

Esta situación, advierte la OMS, puede tener consecuencias “devastadoras” para la salud física y mental de estas personas así como en su desarrollo educativo y perspectivas de empleo.

«La exposición a sonidos fuertes provoca pérdida temporal de la audición o tinnitus. Ahora bien, la exposición prolongada o repetida puede dar lugar a daños auditivos permanentes, que desembocan en una pérdida irreversible de la audición», dijo el organismo en el comunicado.

También se ha demostrado que los niños que viven cerca de los aeropuertos o avenidas ruidosas sufren de estrés y otros problemas como falta de memoria, bajos niveles de atención y fallas en la lectura.

Un estudio que se desarrolló en Delhi señala que el estilo de vida urbano lleva al aumento de la contaminación sónica que, aunque tiene un impacto social significativo, no es tomado en cuenta como un problema sobre el que hay que establecer normas urgentes.

Esta misma investigación confirmó que las mujeres son más sensibles al ruido que los varones y que esta contaminación se debe principalmente al sonido de los vehículos y en segundo lugar al alto volumen con el que se escucha la música.

La OMS recomienda

Para conmemorar el Día Mundial de la Audición el pasado 3 de marzo, la OMS publicó una Norma para la escucha segura en conciertos y eventos bajo el lema «Para oír de por vida, ¡escucha con cuidado!» y ofreció una serie de recomendaciones para evitar que miles de millones de personas jóvenes terminen sordas cuando apenas empiezan a transitar sus etapas más productivas.

Entre los consejos destacan aquellos dirigidos a los organizadores de conciertos o eventos en los que el protagonista es la música pues los altos decibelios que se escuchan en estos eventos están siendo causa de la disminución de la audición de los asistentes.

Se aclara que no se trata de bajar el volumen a niveles que no se aprecie la calidad del sonido o que deje de ser una gran experiencia ir a un concierto en vivo.

  1. Se aconseja un nivel sonoro medio máximo de 100 decibelios.
  2. Se pide hacer un seguimiento y registro constante de los niveles sonoros con equipos calibrados por personal designado a tal efecto.
  3. Optimizar la acústica y los sistemas de sonido de la sala para garantizar una calidad de sonido agradable sin que deje de ser una escucha segura.
  4. En caso de que sea necesario se entrega al público una protección auditiva personal, junto con instrucciones de uso.
  5. Creación y fácil acceso a zonas silenciosas para que los oídos descansen y disminuir el riesgo de daño auditivo.
  6. Formación de los trabajadores y distribución de información entre ellos sobre los riesgos de los altos decibelios en sus propios oídos y los de los asistentes a los eventos y educarlos sobre las herramientas para evitar daños.

«La nueva norma se ha elaborado en el marco de la iniciativa de la OMS Escuchar sin riesgos, que tiene por objeto mejorar las prácticas de escucha, especialmente entre los jóvenes, apoyándose en las últimas evidencias y en consultas con diferentes partes interesadas, como expertos de la OMS, los gobiernos, la industria, los consumidores y la sociedad civil», señala el organismo internacional.

Consejos para el día a día

El día a día de audífonos también puede reducir la capacidad autitiva (Foto:Getty)

No solo asistiendo a conciertos se corre el riesgo de sordera. El día a día de audífonos o exposición a ruidos no deseados también causa sordera.

Por ello la OMS aconseja:

  • Mantener un volumen bajo en los audífonos o dispositivos de audio personales.
  • Usar auriculares/cascos bien ajustados y, de ser posible, con cancelación de ruido.
  • Usar tapones para los oídos en lugares ruidosos.
  • Ir a la consulta con especialistas para evaluar la capacidad auditiva. En especial si la persona trabaja o se expone con frecuencia a ruidos fuertes.

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