En la historia política salvadoreña, pocos giros han sido tan abruptos y simbólicos como el de Nayib Bukele. De joven empresario vinculado al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), partido nacido de la guerrilla marxista, Bukele ascendió como alcalde de Nuevo Cuscatlán y San Salvador bajo esa bandera. Sin embargo, hoy es visto por analistas internacionales como un líder de derecha populista, autoritario y tecnocrático. ¿Qué explica esta transformación?
Ruptura con la izquierda tradicional
La expulsión de Bukele del FMLN en 2017 no fue solo un conflicto interno: fue el inicio de una narrativa antisistema. Fundó Nuevas Ideas, un partido sin ideología explícita, pero con una estética de modernidad, eficiencia y confrontación. Su discurso se alejó del lenguaje revolucionario y se centró en resultados, seguridad y control.
Desde entonces, Bukele ha desmantelado los puentes con la izquierda tradicional: ha atacado públicamente al FMLN y al partido ARENA por igual, acusándolos de corrupción y pactos con pandillas. Pero mientras ARENA representa la derecha oligárquica, Bukele ha ocupado el espacio de una nueva derecha: populista, digital y vertical.
Elementos que lo alinean con la derecha
1. Seguridad como eje de poder
- El régimen de excepción, con más de 70,000 detenciones, ha sido celebrado por sectores conservadores como una “guerra ganada” contra las pandillas.
- La militarización de barrios y la construcción de la megacárcel CECOT evocan políticas de mano dura típicas de gobiernos de derecha autoritaria.
2. Desprecio por los contrapesos democráticos
- Bukele ha cooptado la Asamblea Legislativa, removido magistrados de la Corte Suprema y promovido la reelección presidencial, prácticas asociadas con el autoritarismo de derecha.
- Su retórica contra medios independientes, ONGs y organismos internacionales recuerda a líderes como Trump, Bolsonaro o Milei.
3. Alianzas internacionales
- Ha cultivado vínculos con sectores conservadores de EE.UU., participando en foros como el CPAC y promoviendo una narrativa contra el “globalismo”.
- Su distanciamiento de gobiernos progresistas latinoamericanos lo aleja del eje tradicional de izquierda.
4. Política económica tecnocrática
- La adopción del Bitcoin como moneda legal, la promoción de zonas francas digitales y la atracción de capital extranjero responden a una lógica neoliberal.
- Aunque mantiene subsidios y programas sociales, su enfoque es más empresarial que redistributivo.
¿Populismo sin ideología?
Bukele ha dicho que “la ideología es una excusa para no pensar”. Su gobierno se define más por la eficacia y el control que por una doctrina. Sin embargo, en el tablero internacional, su estilo lo ubica junto a líderes de derecha radical: nacionalistas, personalistas, tecnócratas y confrontativos.
En El Salvador, su popularidad trasciende etiquetas. Para muchos, Bukele no es de izquierda ni de derecha: es simplemente “el que hace”. Pero en términos de prácticas de poder, discurso, alianzas y políticas, su gobierno encarna los rasgos de la nueva derecha populista.
Conclusión editorial
El caso de Bukele revela cómo los liderazgos contemporáneos pueden mutar ideológicamente sin perder legitimidad popular. Su tránsito del FMLN a Nuevas Ideas no fue una traición doctrinal, sino una reinvención estratégica. Hoy, Bukele representa una derecha que no se viste de corbata ni cita a Friedman, pero que concentra poder, desmantela contrapesos y redefine el orden desde la tribuna digital.
Su historia es también la del agotamiento de las ideologías tradicionales en América Latina, donde el pragmatismo, la seguridad y el carisma pesan más que las etiquetas. Y en ese vacío, Bukele ha construido su propio eje: vertical, viral y vigilante.