Crisis económica sigue hundiendo al gobierno de Nayib Bukele

El índice de volumen de la actividad económica (IVAE) se encuentra estancado con apenas un aumento del 0.03 por ciento. Según textos académicos, una economía tiene buena salud cuando crece al menos de tres a cuatro por ciento interanual.

El Salvador sufre un estancamiento económico, al igual que el año anterior.

La producción nacional sigue estancada, el desempleo aumenta, los precios están por las nubes, los salarios están por el piso y la deuda del Gobierno no deja de crecer, aseveró a periodistas el economista y consultor de izquierdas, César Villalona.

De acuerdo a datos del Banco Central de Reserva (BCR), el sector de la construcción, uno de los principales motores de la economía, cayó menos 7.5 por ciento; las actividades de enseñanza, salud, asistencia social y otras del gobierno disminuyeron un menos 5.7 por ciento y la producción industrial descendió hasta un menos 2 por ciento.

Cuando debió ejecutarse el presupuesto anual a mitad del año en un 50 por ciento, ministerios claves como el de Agricultura apenas llegó apenas al 17 por ciento, mientras el país se acerca a un abismo de hambre y carestía de alimentos básicos; vivienda al 26 y salud al 37 por ciento de sus presupuestos.

Durante esta etapa descendieron las exportaciones, mientras los grandes comerciantes importaron un cuatro por ciento más de productos, en detrimento de los pequeños productores nacionales.

Además, la deuda pública ha aumentado en mil 360 millones de dólares, sin que se pueda observar ejecución de obras ni inversión pública que justifique el endeudamiento si la economía no repunta y la vida de la población en general empeora.

Las negociaciones del Gobierno avanzan con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para ingresar dinero fresco a las arcas del gobierno de Nayib Bukele.

Aunque no se conocen con exactitud las condiciones que exige la entidad financiera, no es de extrañar que se requiera una reducción del gasto público, lo cual puede ser parte de la “medicina amarga” anunciada en junio por Bukele, al pedir la confianza de sus compatriotas para enderezar la economía.

Un problema que afecta al país desde hace varios años es el abandono de la agricultura con la consecuente carencia de productos en los mercados y la dependencia de las importaciones para satisfacer las necesidades de la población, lo cual también trae apareado un alza de los precios al consumidor.

Según datos oficiales, lo que se importa es preocupante: 90 por ciento para hortalizas y verduras, 60 por ciento para derivados de la leche, 32 por ciento para el maíz, 25 por ciento para el frijol y 33 por ciento en el caso del arroz.

La Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambruna (Fews Net) advirtió sobre una temporada anual de escasez de alimentos en Honduras, El Salvador y Nicaragua, que afectará principalmente al corredor seco de la región.

En su último boletín, la Red señaló que los hogares de estos tres países recurren a estrategias para enfrentar la situación, como reducir los gastos en los alimentos, la salud y la educación, así como la proporción de alimentos que se consumen.

Hay modificaciones en la cantidad de alimentos consumidos para compensar una baja estacional en su disponibilidad, que este año es peor a raíz de las pérdidas agrícolas ocurridas durante 2023, estimó la Red.

Ante las carencias de producción o su demora en salir a los mercados, llegará el hambre y muchas familias de los tres países enfrentarán una inseguridad alimentaria acentuada, algo que en el caso de El Salvador se dilatará hasta enero de 2025, según previsiones.

Eso pudiera empeorar si como valora la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo) no se cumplen los estimados de producción y resultan inferiores. Un ejemplo concreto, la cosecha de frijol, uno de los granos básicos del ciclo 2024-2025, debe ascender a un millón 600 mil toneladas.

Si no se cumple esa proyección, la presencia de uno de los granos básicos en la mesa de los salvadoreños será menos frecuente.

Ante el alza de los precios de los productos, el gobierno de Bukele creó mercados populares, una iniciativa que no es nueva en el país, pero a la que se acude ahora para mostrar el músculo del gobierno con vistas a responder a las necesidades de la población. Sin embargo, los expertos plantean que eso es apenas una curita ante la gravedad del problema.

Es preocupante ver a muchos salvadoreños en largas colas en esos mercados, mientras hacen milagros para comprar los alimentos. La vida está cara, los sueldos no alcanzan y no se producen los alimentos necesarios en El Salvador.

Fuentes autorizadas en la materia señalan que el país, teniendo donde sembrar alimentos, prefiere importarlos. Eso debería de cambiar. Es cierto que hay miles de agricultores, sin embargo, no se está cultivando lo que debería de ser. Hay muchas tierras ociosas, demasiado mano de obra que se queda sin labrar las tierras, opinan incluso salvadoreños de a pie.

Las organizaciones que estudian la situación no ocultan que la canasta básica está cara; por lo tanto, la única medida para que los precios bajen es que los nacionales cultiven sus propios alimentos.

Mientras más alimentos sembremos, tendremos mejores precios y ya no estaremos gastando tanto dinero en lo más importante, la alimentación, valora Fidel López Eguizábal, docente investigador Universidad Francisco Gavidia.

Para solucionar esta problemática deben existir más fincas cultivadas, que las personas se motiven en tener su propio huerto casero y el gobierno incentive a los agricultores; no importa el tamaño, que cultiven, y claro, hay que respaldar esto con créditos bancarios accesibles, estimó el académico.

Muchos campesinos manifiestan que ya no siembran debido a que los fertilizantes e insecticidas son caros. El gobierno brinda una ayuda insuficiente. Para que todo salga bien se necesita a un ministro de Agricultura eficiente, no como ocurre ahora en un ministerio esencial donde en pocos meses fueron removidos varios titulares.

En términos generales el reto que enfrenta Bukele es serio y su plan de enderezar la economía como la principal prioridad de este periodo de gobierno pasa sin dudas por resolver la alimentación de sus compatriotas.

Con información de Prensa Latina

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