Científicos prueban una píldora que permite imitar los efectos del ejercicio físico

No todos pueden hacer ejercicio. Las personas que padecen enfermedades que provocan desgaste muscular y trastornos del movimiento, los pacientes frágiles, muy obesos y los que están en un proceso postquirúrgico se encuentran entre los que se enfrentan a un desafío significativo cuando se trata de hacer ejercicio. Esto puede ser frustrante, teniendo en cuenta los beneficios bien establecidos del ejercicio.

Pero, ¿qué ocurre si un fármaco puede estimular al cuerpo para que produzca los mismos efectos del ejercicio (más resistencia y control de peso, por ejemplo) sin la necesidad de ejecutar un solo paso? Tal píldora puede estar en camino. Varios científicos están probando compuestos que, aparentemente, pueden hacer eso, y las personas ni siquiera tendrían que moverse para beneficiarse.

«Nuestro objetivo es comprender estos circuitos», comenta Ronald Evans, director del laboratorio de genética en el Instituto Salk en La Jolla (California). «Estamos tomando este concepto e intentando desarrollar un fármaco que pueda ayudarnos a jugar con el sistema que se active naturalmente durante el ejercicio», agrega al respecto.

Los científicos de Salk han estado trabajando desde 2007 en un compuesto químico, conocido como 516, que imite los efectos producidos por el ejercicio al activar un circuito genético específico, «una puerta de atrás en la red genética del ejercicio», señala Evans.

Los investigadores se basaron en trabajos anteriores que identificaron un mecanismo genético que alienta a los músculos a quemar grasa, en lugar de carbohidratos, de la misma manera que lo hacen los atletas de élite altamente entrenados.

«Hay muchas razones por las cuales las personas no pueden correr, caminar o hacer ejercicio», comenta Evans. «Si puedes traerles una pequeña molécula que pueda transmitir los beneficios del entrenamiento, realmente puedes ayudar a mucha gente», agrega.

Otros científicos están estudiando compuestos que funcionan de forma diferente al 516, pero con el mismo objetivo: dar los beneficios del ejercicio a personas que no pueden hacerlo.

Ali Tavassoli, profesor de biología química en la Universidad Británica de Southampton, descubrió un fármaco conocido como «compuesto 14» que funciona «engañando a las células para que piensen que se han quedado sin energía». Lo hace a través de una serie de acciones moleculares que estimulan a las células a metabolizar el azúcar, que produce energía.

(El biólogo de células de Harvard, Bruce Spiegelman, que está trabajando en un enfoque que usa hormonas para el ejercicio, declinó una entrevista y dijo que no sería «inteligente» cuando «esta área sido demasiada publicitada»).

Cualquier medicamento de este tipo requeriría una licencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés), pero la FDA no reconoce la «incapacidad de hacer ejercicio» como una enfermedad que necesita un medicamento. Así que Evans se ha enfocado en el compuesto 516 para los jóvenes que sufren de distrofia muscular de Duchenne, un enfoque que cree que ofrece la mejor oportunidad para la aprobación de la FDA. «Esta enfermedad afecta a los niños que no pueden hacer ejercicio y finalmente mueren de desgaste muscular, a menudo a una edad relativamente temprana, a los 15 o 16 años», subraya Evans. «Es una enfermedad con una gran necesidad médica no satisfecha», agrega al respecto.

Pero el medicamento, que ahora se somete a un pequeño estudio de seguridad humana, tiene «una aplicación potencialmente amplia», dice, incluso para la esclerosis lateral amiotrófica, la enfermedad de Parkinson, de Huntington y para personas que «van en sillas de ruedas».

Él también piensa que podría salvar la vida a aquellas personas que desarrollan una lesión renal aguda, o AKI, un efecto secundario potencialmente mortal tras someterse a un bypass y que, a menudo, resulta en un daño irreversible a los órganos.

«El órgano o tejido cambia sus propiedades metabólicas y comienza a quemar azúcar, y porque ocurre rápidamente, es muy difícil de detener», admite el experto. «Nuestro medicamento ayuda a devolver el tejido a un estado inflamatorio crónico. Absorbe el azúcar. Si lo hace con cuidado y rápido, puede anular la respuesta al daño», argumenta.

Como que el compuesto de Tavassoli descompone el azúcar, él dice que lo ve como un tratamiento potencial para la diabetes o el síndrome metabólico, un grupo de condiciones que incluyen obesidad, hipertensión, niveles altos de azúcar en sangre, triglicéridos elevados y LDL elevado, lo que se conoce como el colesterol «malo».

«Los resultados más sorprendentes han sido el efecto de la molécula sobre la tolerancia a la glucosa y la reducción de la masa corporal», agrega al respecto.

El compuesto 14 aún no se ha probado en humanos. «Si bien nuestros resultados son prometedores, estamos bastantes lejos de que cualquier cosa vaya a la clínica», señala Tavassoli.

Cualquiera de estos medicamentos tendría el potencial de abuso. Los atletas aficionados pueden querer ser más rápidos o más fuertes. Los atletas de élite pueden buscarlos para engañar al sistema.

Incluso los sedentarios podrían buscar una forma fácil de «hacer ejercicio» sin tener que hacerlo regularmente. El compuesto experimental 516 ya está prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje y, según Evans, «estoy seguro que cualquier versión (futura) también lo será».

Evan reconoce que una vez que el medicamento tenga licencia, «las personas que no están enfermas lo van a querer». «Todo el mundo sabe que cualquier tipo de ejercicio que hagan jamás será lo suficiente, pero no estamos desarrollando una píldora como esta para hacer que alguien corra más rápido», admite.

Tavassoli está de acuerdo. «Desafortunadamente, al igual que pasa con el resto de productos farmacéuticos, no hay forma de prevenir el abuso, pero el beneficio potencial para millones de personas que padecen enfermedades supera cualquier preocupación sobre el abuso por parte de los atletas», explica.

Evans, que camina y juega al tenis regularmente, nunca ha tomado el 516. «Me gusta hacer ejercicio, y eso es lo suficientemente bueno para mí», comenta en esa línea. «Las personas están diseñadas para moverse. Pero si no pueden, no es saludable ser sedentarios. Es por eso que estamos desarrollando este medicamento. Estamos tratando de sacar la ciencia del laboratorio y llevarla a la clínica de una manera que pueda cambiar la vida de las personas. Si podemos hacer eso, sería un cambio de juego», finaliza.

Con información de The Washington Post

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