Camarón que se duerme

Por: Carlos Alfaro Rivas – tomado de La Tribuna de Honduras

Se durmió el camarón. Si no me cree, basta echar un vistazo al otro lado de nuestro cerco de Chalate, y veremos una grama mucho más verde que la nuestra. No solo en Honduras. La grama está también más verde al otro lado de nuestro cerco de Ahuachapán.

Se dio vuelta la tortilla. Érase una vez que la economía de El Salvador era casi el doble de la de Honduras, hasta que nos llevó la corriente cuando se durmió el camarón.

Érase una vez, Honduras cosechaba 200k quintales de café; El Salvador 4 millones. Ahora nuestro vecino catracho corta 7.5 millones de quintales, los chapines 4 millones, los ticos y nicas 3, El Salvador, apenitas 800k. De cabeza de león a cola de ratón. De hazme temer a hazme reír. Qué triste.

Antes de la ridícula Guerra de las 100 horas del 69, y otra vez en la década de los noventa, nuestra inversión en Honduras era vigorosa; ahora anémica.

En los sesenta, las pulperías y supermercados catrachos abastecían jabón Rinso, Lifebuoy, Lavasol, Lux, Camay, León, Lavamas y Dial, procedentes de El Salvador. Manteca Escudero, Superior, Nieve, Oso y Chanchita. Aceite El Dorado, Orisol, y Escudo. Margarina Mirasol, Café Listo, Pastas Alimenticias Delicia, Boquitas Diana, Confites Americana, Sopas Continental. Asimismo, las paredes en Honduras se pintaban con Sherwin Williams y las calles se pateaban con zapatos Adoc. Todo made in El Salvador.

Atrás también quedó el empuje del empresario guanaco en Honduras. Antes construíamos hoteles y centros comerciales, fundábamos líneas aéreas… ahora nacas.

Nuestro camarón se durmió, y la corriente la tortilla volteó. Ahora es el capital hondureño el pujante, apostándole a El Salvador: Grupo Terra compró Citi, y lo rebautizó Cuscatlán; también compró SISA, gasolineras UNO y las tiendas Pronto. Banco Atlántida no se queda fuera del baile, y compra ProCredit. El Grupo 3C invirtiendo macizo en la expansión de sus FarmaValue. Lempiras también se invierten en almacenes, generación de energía y tiendas de lencería. «Mi tienda favorita ya va a ser Valentine’s» coquetea la lorita Pepita.

¡Qué triste! En puertos también somos el hazme llorar de la región. Al traste todo el plan del Canal Seco, para competir con el canal de Panamá, conectando el nuevo puerto de La Unión en nuestro Pacífico con Puerto Cortés en el Atlántico hondureño.

El puerto de La Unión también suponía convertir la zona oriental del pulgar en Centro Logístico de Distribución Regional, pero del dicho al hecho hay un largo trecho, pues el elefante blanco tiene 23 años de estar dormido, nunca despertó.

Ante esta hueva los hondureños, ni lentos ni perezosos, se adueñaron del Centro Logístico al recién inaugurar la autopista más larga de la región (330 km, 4 carriles), que conecta su Atlántico con su Pacífico, donde se encuentra su isla El Tigre, con su puerto de Amapala que, con préstamo de $200 millones del BCIE, van a shinear, y un puente de 2 km construir, para conectar la isla con tierra firme, directo y sin escalas hacia Cortés. “Pero nosotros los vamos a ahuevar con Bitcoin City”, me consuela la lorita, quien se ha hecho golondrina desde que le ponen el Diario El Salvador en el piso de su jaula.

El camarón también se nos durmió en CEPA. En diciembre pasado nuestros hermanos catrachos pasaron de render al hecho inaugurando Palmerola, un aeropuerto del nuevo milenio conectado con Tegus vía la nueva autopista. Además, afianzaron contrato de administración con el operador del hub de Frankfurt. Nosotros le estamos dando una mano de gato al “monseñor Óscar Arnulfo Romero Galdámez y Gorrita”, otrora el referente de la región.

Mejor no sigo, que nos cortamos las venas.

Estamos más cagados que la estaca de la lorita. ¡Despertemos! Que nuestro café recupere su brillo, nuestros yunques vuelvan a chisporrotear, nuestras grúas a construir, el puerto de La Unión (finalmente) a concesionar. Es necesario dejar de soñar, dejar de pelear, priorizar y ponernos a trabajar, pues si no, nos vamos a terminar de ahogar.

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