En Brasil hay una emergencia para la población diabética. Según revela el diario O Globo, en el Sistema Público de Salud (SUS) de muchos estados ya no hay insulina de acción rápida (“insulina análoga de acción rápida”, IAAR en terminología médica), un fármaco que salva la vida de los diabéticos. “Hay escasez de insulina porque las últimas licitaciones del Ministerio de Salud han fracasado”, explica a Infobae el doctor Levimar Rocha Araujo, presidente de la Sociedad Brasileña de Diabetes (SDB). “El problema es que no sabemos nada de la empresa que ha sido elegida para atender esta emergencia y eso nos preocupa. Tiene que haber un registro en Anvisa, la agencia reguladora de medicamentos que corresponde a la Food and Drugs Administration de Estados Unidos”.
Según revela el sitio brasileño de noticias especializado en diabetes “Um Diabético”, tras la alerta del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) sobre la falta de insulina, el Ministerio de Salud brasileño decidió comprar 1.346.828 plumas de insulina a una empresa china, la “Globalx Technology Limited”. El problema es que esta insulina no está actualmente aprobada por Anvisa, es decir, no ha pasado los controles necesarios para cualquier medicamento para la autorización de comercialización. Sin embargo, la ley estipula que en caso de emergencia el Ministerio de Salud puede comprar medicamentos que no estén aprobados en Brasil siempre que tengan un registro válido en un país cuya autoridad reguladora competente sea miembro del Consejo Internacional de Armonización de Requisitos Técnicos para Productos Farmacéuticos de Uso Humano (ICH), al que China se unió en 2017. El ICH reúne a las autoridades reguladoras de medicamentos del mundo y a la industria farmacéutica con el objetivo de establecer normas comunes para los requisitos técnicos de los medicamentos.
Sin embargo, el informe del TCU sobre el caso afirma: “Cabe mencionar que, en una entrevista realizada el 16/2/2023, la Coordinación General del Componente Especializado de Asistencia Farmacéutica (CGCEAF) del Ministerio de Salud informó que había realizado una búsqueda en los sitios web de las agencias reguladoras de los países miembros permanentes de la ICH. Informó que identificó sólo dos empresas proveedoras de IAAR además de las que tienen registro de medicamentos en Brasil: BGP Pharma ULC, en Canadá, y Mylan Ireland, en la Unión Europea”. Esta declaración confirma, por lo tanto, los temores de los especialistas, a los que se añade también la perplejidad por la nueva orientación del Ministerio de Salud. Ante el riesgo de un apagón de insulina en el país, Brasilia ordenó a principios de abril a los Estados que sustituyeran las plumas de insulina por el medicamento en ampollas si fuera necesario. “Estamos muy preocupados”, explicó el doctor Laval a Infobae, “sobre todo para los ancianos, la pluma es muy precisa, cada clic corresponde a una unidad, en la ampolla hay riesgo de que el paciente no calibre bien la dosis.”
El sitio de noticias “Um Diabético” ha revelado que ha tenido acceso en exclusiva a un documento en el que se detallan las negociaciones con la empresa china que comenzaron el 31 de enero de 2023 y finalizaron el 27 de abril, menos de diez días después de la reunión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva con su colega chino Xi Jinping en Pekín, al término de la cual se firmaron una quincena de acuerdos de cooperación, entre ellos en el sector de la biotecnología. El comunicado de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño sobre los acuerdos bilaterales firmados en China afirma que “las partes promoverán la inversión y la cooperación industrial en el sector de alta tecnología, que incluye el desarrollo y la producción de medicamentos y equipos médicos”. Al menos sobre el papel, por tanto, no se hablaba de importar medicamentos no registrados. “Esta misteriosa negociación”, escribe el sitio web Um Diabético, “ha desatado la alarma entre las asociaciones de pacientes diabéticos y los médicos, no sólo porque se desconoce el origen de esta insulina, sino también si la molécula utilizada en su fabricación es la misma o compatible con la insulina de acción rápida distribuida por el SUS”.
Globalx Technology Limited, la empresa china a la que el Ministerio de Salud brasileño compró insulina, no sólo no es una empresa farmacéutica sino que, según el registro mercantil brasileño (CNPJ), está domiciliada en Hong Kong, en una sala de oficina donde también residen decenas de otras empresas, en el Lippo Center. El centro financiero Lippo Center aparece varias veces en los Paradise Papers (el nombre de una investigación periodística liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, ICIJ) como sede de empresas offshore o de sociedades pantalla, que son legales pero pueden ser utilizadas ilegalmente cuando se oculta la propiedad para evadir el pago de impuestos o quando la empresa esté implicada en actividades ilegales. Precisamente en este centro financiero se encontraba “H M E A CO. LIMITED, una empresa utilizada por Irán, según reveló en 2020 el consorcio de periodistas de investigación del Organised Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) para eludir las sanciones. Los pagos de empresas energéticas chinas por petróleo iraní se movían a través de esta empresa. Además, en 2011, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a 24 compañías de transporte marítimo afiliadas a la Islamic Republic of Iran Shipping Lines (IRISL) y a dos entidades subordinadas a la Organización de Industrias Aeroespaciales de Irán (AIO), algunas de las cuales tenían su sede en el Lippo Center.
Hong Kong se ha convertido hoy en un importante paraíso fiscal. Tanto es así que los expertos en blanqueo de capitales siempre aconsejan a instituciones y gobiernos que hagan “due diligence” (auditoría previa) sobre las empresas de Hong Kong antes de firmar contratos. Eso significa realizar comprobaciones más exhaustivas sobre el historial de la empresa y sus directivos. Además, Hong Kong también se ha convertido en un centro de tráfico de precursores de fentanilo hacia América, como demuestra la red del chino Chuen Fat Yip, que tiene una recompensa de 5 millones de dólares del Departamento de Estado estadounidense. La red de Fat Yip, también conocida como Grupo Yuancheng, controlaba empresas químicas y farmacéuticas en China y también operaba en Hong Kong para traficar precursores de fentanilo a los Estados Unidos.
Pero, ¿la elección de la insulina china era realmente la única opción para salir de la emergencia en Brasil? Según el informe del TCU otras dos empresas, ambas brasileñas, ambas farmacéuticas y con los requisitos para el plazo de entrega habían propuesto su insulina, ya registrada en Anvisa. Sin embargo, “el precio unitario de la segunda oferta clasificada corresponde a 2,4 veces el de la oferta más ventajosa y a 2,1 veces el precio unitario del último contrato IAAR ejecutado por el Ministerio de Salud”, afirma el informe. Según el portal “Um diabetico”, el Ministerio de Salud finalmente pagó a la empresa china de intermediación por las plumas de insulina de 3 ml 13,96 reales por unidad, unos 2,80 dólares, por un coste total de 18.801.690,96 reales (3.760.375,80 dólares).
Brasil es el quinto país del mundo en incidencia de diabetes, con 16,8 millones de pacientes adultos de entre 20 y 79 años. En un país donde los políticos, desde el presidente para abajo, gastan millones de reales de los contribuyentes en viajes institucionales en hoteles de lujo y se tratan en los mejores hospitales privados, es justo preguntarse si la decisión de comprar de esta forma insulina china fue éticamente correcta hacia los pacientes, especialmente los más pobres que no tienen medios para acceder al sector privado que es muy caro. Al fin y al cabo son los mismos pobres con los que los políticos se llenan la boca en las campañas electorales para conseguir votos.