El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, han discutido sobre “nuevos despliegues militares” para proteger al país tras los ataques que lanzó en Líbano e Irán, en los que murieron el líder político de Hamas, Ismail Haniye, y el ‘número dos’ de la milicia chií libanesa Hezbollah, Fuad Shukr.
”(Biden) ha hablado de los esfuerzos para apoyar la defensa de Israel frente a las amenazas, incluidos misiles balísticos y drones, que incluyen nuevos despliegues militares defensivos estadounidenses”, indicó un comunicado de la Casa Blanca y sumó que el mandatario estadounidense ha destacado “la importancia de los esfuerzos en curso para reducir las tensiones más amplias” en la región.
Asimismo, durante la llamada -en la que también participó la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris-, Biden destacó el compromiso de Washington “con la seguridad de Israel frente a todas las amenazas procedentes de Irán, incluidos los grupos terroristas que lo representan”, como Hamas, Hezbollah y los rebeldes yemeníes hutíes.
En las últimas horas, las Fuerzas de Defensa repelieron exitosamente una maniobra lanzada desde el sur del Líbano contra el norte del país, con “decenas de cohetes”. Según informaron, fue en respuesta a la ofensiva previa contra los combatientes de la Resistencia Islámica en la localidad de Chama, aunque se suma a la escalada de tensiones de las últimas horas.
Esta acción le siguió a una reciente declaración del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, que advirtió que su grupo entró en “una nueva fase” en su enfrentamiento contra Israel tras la muerte de Haniye a comienzos de semana en Teherán. La ofensiva, si bien fue rápidamente atribuida al Ejército israelí, aún no ha sido adjudicada por éste.
“Nos enfrentamos ahora a una gran batalla que ha superado la idea de frentes de apoyo”, dijo, reiterando que la única forma de detener la escalada en la región sería que Israel pusiera fin a la guerra en Gaza, e insistió en que Tel Aviv cometió un grave error al asesinar a Haniye. Esta es ahora una “batalla abierta en todos los frentes”, sostuvo.
Previamente, el ayatollah Ali Khamenei, líder supremo de Irán, había prometido también un “castigo severo” contra Israel, ya que “vemos como nuestro deber vengar su sangre”, a lo que también se sumó Hamas, que mantiene intercambios de fuego diario con las FDI. Inclusive, The New York Times informó esta semana que los altos comandantes de Teherán ya están evaluando la respuesta y, aunque se desconoce la magnitud de ésta, se prevé que implique una combinación de ataques con drones y misiles sobre objetivos militares cerca de Haifa y Tel Aviv distinta a la empleada en abril.
No obstante, se evitarían nuevamente los objetivos civiles, y podrían sumarse ofensivas de otras fuerzas aliadas.
Netanyahu, sin embargo, no se ha dejado intimidar por estas palabras y, en su lugar, reafirmó su fortaleza en el conflicto. Así, la víspera, aseguró que su país “cobrará un alto precio por cualquier agresión enemiga” proveniente de “cualquier frente”. “Estamos listos para cualquier escenario, nos mantenemos unidos y determinados a afrontar cualquier amenaza. Israel se cobrará un precio muy alto por cualquier agresión desde cualquier horizonte”, sentenció.
Con información de Europa Press