Antisemitismo en Francia: «¡Ya basta!»

El presidente Macron visitó ayer el cementerio judío de Quatzenheim, en Alsacia, horas después de ser profanado con esvásticas.

El antisemitismo es siempre visto en Francia como una amenaza muy grave a los cimientos de la República, a sus valores esenciales. Por eso hubo ayer movilizaciones en las principales ciudades para decir basta a los ataques y expresiones de odio hacia la población judía. A la manifestación de París asistieron el primer ministro,Édouard Philippe, y la mayor parte de su Gabinete, así como los ex presidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande.

La convocatoria de la protesta se hizo después de los insultos recibidos el sábado pasado, en plena calle, en el barrio parisino de Montparnasse, por el filósofo Alain Finkielkraut durante una manifestación de los  chalecos amarillos. Fue la gota que colmó el vaso, pues días antes se habían anunciado los inquietantes datos del 2018 –aumento de un 74% de los actos antisemitas– y habían tenido lugar pintadas –una cruz gamada– sobre la foto de Simone Veil, superviviente de Auschwitz, exministra de Justicia y expresidenta del Parlamento Europeo, enterrada en el Panteón como heroína nacional francesa.

Un individuo apuñala y hiere a varias personas en Marsella, aunque no se maneja la hipótesis terrorista

Por si fuera poco –y quizás como provocación adicional ante las movilizaciones convocadas–, en la noche del domingo al lunes fueron profanadas un centenar de tumbas del cementerio judío de Quatzenheim, cerca de Estrasburgo, en Alsacia. También allí aparecieron esvásticas.

El presidente Emmanuel Macron se desplazó a Quatzenheim como muestra de solidaridad y para prometer que se perseguirá a los culpables. Luego, de vuelta a París, se dirigió al memorial de la Shoah, en compañía de los presidentes de las dos cámaras del Parlamento. “La República es un bloque”, dijo el jefe de Estado.

Francia es el país de Europa con más población judía

Macron no tenía previsto participar en la manifestación de la capital. Se reservaba hablar del asunto en la cena que organiza hoy el consejo de las organizaciones judías de Francia (Crif). La ausencia en la calle, ayer, no fue comprendida por todos, que recordaban que el presidente François Mitterrand –socialista– sí participó en un acto similar, en 1990. Quizás por ello el presidente mostró reflejos e improvisó el viaje a Alsacia al enterarse de la profanación del cementerio.

Francia es el país de Europa –y el tercero del mundo, después de Israel y Estados Unidos– con más población judía. Aunque no hay cifras precisas, se estima que la comunidad supera el medio millón de personas. Los judíos llegaron a estas tierras en la época ­romana, hace más de dos mil años, en su mayoría como es­clavos. Hubo periodos de persecución, como en el resto de Europa, pero también fases en que Francia se consideró un país refugio. Hoy existe preocupación porque convergen tres modalidades de antisemitismo: el de extrema derecha, el de extrema ­izquierda y el de raíz islamista radical. A los viejos estereotipos sobre el supuesto vínculo de los judíos con las finanzas y el capitalismo se une el odio al Estado de Israel. Entre los chalecos amarillos más radicales conviven ­elementos de las tres corrientes.

Un hecho aún no aclarado hizo crecer la preocupación ayer por la tarde. Un hombre atacó a varias personas con un cuchillo en el centro de Marsella. El individuo se dirigía a la gente, en francés y en una lengua extranjera, les preguntaba por su nacionalidad y, en virtud de la respuesta, les apuñalaba o no. Cuatro personas resultaron heridas, una grave. Según el fiscal de Marsella, Xavier Tarabeux, nadie oyó que el agresor gritara “¡Alá es grande!”

Los apuñalamientos tuvieron lugar cerca de la comisaría central de Marsella, por lo que la policía fue rápidamente alertada. El atacante esgrimió un arma de fuego, ante lo cual los agentes dispararon. El individuo resultó muerto. Fue identificado rápidamente. Se trata de un hombre de 36 años con antecedentes por asesinato. Salió de prisión en octubre del 2018. Las primeras hipótesis apuntaban a que en la acción de ayer se trató de un delito común, aunque no sería la primera vez que un delincuente se ha radicalizado en prisión y se convierte en un yihadista. Eso ocurrió, por ejemplo, con el terrorista que, en diciembre pasado, atacó el mercado navideño de Estrasburgo.

Related posts

2024: un año marcado por guerras y enfrentamientos entre democracias y autocracias

El Vaticano se prepara para el histórico Jubileo 2025: fe, seguridad y millones de peregrinos

La Corte Interamericana rechazó la pretensión de reconocer el aborto como un derecho humano