En su informe anual, AI señaló que «los elevados índices de violencia de género seguían haciendo de El Salvador uno de los países más peligrosos para las mujeres» en 2017 y apuntó que, pese a una sensible baja en las muertes violentas, la nación centroamericana «continuaba teniendo una de las tasas de asesinato más altas del mundo».
La organización sostuvo que entre los 3.605 asesinatos registrados durante 2017 se registraron al menos 429 feminicidios, lo que supone una tasa de estos crímenes de odio superior las doce por cada 100.000 habitantes mujeres, por encima de lo considerado a nivel internacional como una epidemia.
Por otra parte, en su activismo pro aborto, AI destacó que en el país «el aborto seguía estando prohibido en todas las circunstancias y acarreaba sanciones penales para las mujeres», que afectan «de manera desproporcionada a las mujeres de entornos pobres».
La organización también se hizo eco de las denuncias de 28 ataques, principalmente de asesinatos, contra personas de la comunidad de Lesbianas, Gays, Transgénero, Bisexuales e Intersexuales (LGTBI).
Además, recordó una audiencia ante la CIDH en la que diversas organizaciones de derechos humanos denunciaron a los cuerpos de seguridad salvadoreños de ser «responsables de llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales», principalmente de pandilleros.