Alejandro Gutman cree que en el régimen de excepción «la reinserción es posible»

El coordinador para la implementación de la fase seis del plan de Seguridad del presidente Bukele, denominado “integración”, Alejandro Gutman, es de la opinión que la reinserción de los jóvenes pandilleros en El Salvador es posible, «en algunos casos».

«En los que ya tienen una historia muy marcada, es muy difícil» porque «además tienen penas muy largas», expuso el argentino en una entrevista con periodistas en la ciudad de Madrid, donde se refirió a El Salvador como «un país que decide penalizar a los pandilleros por los hechos cometidos».

Sin embargo, añadió que «hay otros que seguramente tuvieron menores participaciones» y sí podrían tener «esa oportunidad de, con el tiempo, ir saliendo» de las prisiones.

El Estado debe «acompañarlos», «Es importante trabajar con ellos, con los que sí se puede», opinó Gutman, frente a las críticas que organizaciones internacionales hacen a la estrategia de seguridad basada en un régimen de excepción del presidente Najib Bukele.

La Asamblea Legislativa, bajo el control oficialista, amplió la semana pasada por vigésimo quinta ocasión, sin siquiera discutirlo, el régimen de excepción que suspende garantías constitucionales, una medida que, de acuerdo con datos oficiales, ha dejado ya cerca de 80 mil detenciones de personas acusadas por las autoridades de ser pandilleros o colaboradores de las llamadas ‘maras’.

Las organizaciones humanitarias han recibido más de 6.000 denuncias de violaciones a derechos humanos, principalmente por detenciones arbitrarias y torturas, cuando las muertes de detenidos bajo custodia estatal superan las doscientas.

«A los jóvenes que han tenido mayor implicación les queda replantearse la vida desde los lugares que les toca (las prisiones), hay formas de vida que ellos han elegido de alguna manera o que no les ha tocado otra que elegir y han profundizado su comportamiento, tendrán que pagar las consecuencias de esa elección», profundizó. 

Los jóvenes presos fueron marcados por la pobreza y se convirtieron así en un «caldo de cultivo» para la violencia y la «desintegración del país», explicó. 

«Hubo formas de violencia muy notorias en las últimas décadas, la Guerra Civil (1979-1992), luego el fenómeno de las pandillas, ¿qué forma de violencia sería la próxima?, se preguntó.

Sobre las críticas de violaciones de derechos humanos a la administración de Bukele por su plan contra la violencia, el argentino resume que la realidad del país es «muy difícil de entender».

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