Para ellos, la parada en Tijuana es el final de un ardúo recorrido de un mes que comenzó en la terminal de autobuses foráneos en San Pedro Sula, Honduras. En el camino se unieron personas de Guatemala y El Salvador.
Los migrantes avanzaron en buses desde la Ciudad de México, donde habían descansado por algunos días del agotador viaje, y luego llegaron a pie hasta la zona de playas de Tijuana, en el extremo norte de México.
Decenas de ellos saltaron una valla que divide a este país con Estados Unidos, donde el cerco se interna en las aguas del pacífico ante la mirada de agentes de la patrulla fronteriza.
Al otro lado de la frontera, que conduce a San Diego, California, las autoridades estadounidenses cerraron varios carriles de tráfico en dos cruces contiguos, para que el personal militar pudiera instalar barreras de cemento y cercas de alambre de púas.
¿Cuál es el siguiente paso para los migrantes en Tijuana?
Su objetivo es solicitar asilo a las autoridades estadounidenses pese a que el presidente Donald Trump firmó una orden que impide a las personas que llegan de forma irregular solicitar el amparo.
Se encuentran entre la incertidumbre por el endurecimiento de normas antimigrantes de Trump y la esperanza que mantienen para no desistir de su objetivo: llegar a Estados Unidos.
Muchos afirman que lo hacen en medio del desespero por no encontrar un empleo en sus países.
«El 99 por ciento somos gente de bien, y estamos esperando a hacer las cosas en paz, que Donald Trump se dé cuenta de la necesidad real que tenemos, que no es de venir a hacer daño. Es venir a encontrar una oportunidad que en nuestros países se ha negado.», afirma Víctor de León, un migrante de Guatemala que llegó a Tijuana.
Un primer grupo de alrededor de 80 migrantes, que llegó a esta ciudad el pasado 12 de noviembre, señaló que se inscribirán en la lista para solicitar refugio este jueves 15 de noviembre.
La mayoría de ese contingente son personas de la comunidad LGBT, que aseguran que huyen de la persecución y la agresión en sus naciones de origen.
Está previsto que el proceso para obtener una entrevista con las autoridades estadounidenses sea largo.
Personas que no forman parte de la caravana, pero que llegaron antes con el mismo objetivo, indican que en promedio han esperado un mes para hablar con oficiales de asilo, después de ser anotados en una lista.
Con las nuevas restricciones impuestas por el mandatario estadounidense aún es incierto si sus solicitudes prosperarán.
Además, oficiales de Estados Unidos indican que podría haber disturbios.
Pete Flores, director de operaciones terrestres para La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, en San Diego, dijo que están listos para cualquier contingencia, incluso enfrentamientos como los vistos entre las autoridades mexicanas y algunos integrantes de una caravana en la frontera de Guatemala y México, hace unas semanas.
Otras caravanas avanzan de forma dividida
Entretanto, otra parte de las cuatro caravanas iniciales que emprendieron la ruta, avanza por el estado Sinaloa, a 1.800 kilómetros de Tijuana.
Estas personas son resguardadas por la Policía Federal desde el municipio de Escuinapa hasta los límites con el vecino estado de Sonora, informó a EFE el subsecretario de Gobierno, Marcos Osuna.
Muchos dicen que no pueden dar nada por sentado, tras cumplir el 13 de noviembre un mes en esta travesía.
“No estamos celebrando absolutamente nada. Cómo podríamos tener una celebración cuando no tenemos casa ni empleo, cuando estamos cansados, enfermos y preocupados por nuestro futuro”, dijo Wilson Ramírez, un migrante hondureño de 60 años.
En su paso por Sinaloa, los migrantes fueron ayudados con comida y transporte entregados por las autoridades locales y organizaciones civiles.
“En la iglesia católica hay empresarios, personas que tienen disposición y medios para disponer de buses y nos organizamos”, explicó el sacerdote Miguel Ángel Soto, mientras prestaba ayuda a los centroamericanos.
Mientras muchos continúan su recorrido hacia Estados Unidos, otros han desistido del llamado “sueño americano”, en medio de las amenazas del presidente Donald Trump y de las advertencias que les hacen las autoridades mexicanas sobre los peligros que correrían en su viaje.
Alrededor de 3.000 personas que formaban parte de las caravanas decidieron pedir refugio en México, según las autoridades de este país.
Con AFP, Reuters y EFE